lunes, 13 de febrero de 2017
Basilisco, Medusa, los monstruos mirantes
El monstruo es un símbolo de nuestra intimidad, de nuestra profunda memoria
psicológica. El monstruo es nuestro doble. Un "otro", una segunda piel, una zona
difícilmente cognoscible. Opaca, oscura, múltiple, inconexa, fragmentaria. Un
monstruo no hace sino recoger esa suma de características y darles una corporeidad,
una figura, una representación visible. De allí la cantidad de brazos, la heterogeneidad
de órganos, la unión de partes contradictorias; de allí esa recurrencia a los mil ojos. O
el ojo que mata, o el ojo que petrifica. El monstruo es un símbolo de lo que ansiamos
ver pero que no podemos mirar. Y, si miramos, debemos morir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario